“EL MILAGRO JAPONÉS”
Para nadie es
un secreto la devastación que producen las guerras, y en caso de estar en el
bando derrotado las consecuencias sueles ser más nefastas, este fue el caso de
Japón después de perder la “Segunda Guerra Mundial” sumado al hecho de que
sufrieron el impacto de dos bombas nucleares. Es por ello que el acelerado
crecimiento económico y la recuperación social que experimento esta nación a
menos de dos décadas de sufrir una posguerra es fácilmente atribuible a un “Milagro”;
sin embargo, observando más a detalle y escuchando de boca de su propia gente el
proceso de recuperación que emprendió Japón es claro que más que un milagro se
trató de un esfuerzo conjunto y sostenido de toda la nación que buscaba
recuperar la prosperidad.
El pasado
martes 10 de octubre contamos con el privilegio de recibir en la UCAB al
embajador de Japón en Venezuela, quién discutió algunos de los aspectos más
resaltantes que llevaron a Japón de ser un país completamente destruido a
convertirse en una potencia. Después de ser vencidos Japón sufrió una derrota anímica,
en medio de una coyuntura de escasez, falta de recurso y mercado negro, además fue
ocupado por las fuerzas estadounidenses, con el propósito de evitar que se
pudieran convertir nuevamente en una amenaza, con lo cual se generó un debate
dentro de la sociedad japonesa, entre la opción de asemejarse más a occidente y
permitir profundos cambios culturales, o mantener las tradiciones de larga data
que poseían como sociedad.
Finalmente triunfó
la opción de permanecer fiel a la cultura tradicional japonesa, que posee
elementos muy positivos como la unidad, sin embargo si se dieron cambios
fundamentales para emprender el camino a la recuperación. El más importante de
estos cambios fue el compromiso total de renunciar a la guerra, con lo que se
desmilitarizó por completo al país, además se renovó la constitución y se
implementó un nuevo modelo económico conocido como el “Toyotismo”. Ya que el
país se encontraba sin recursos, el desarrollo fue posible en gran medida al
apoyo que recibió del FMI, el Banco Mundial y el financiamiento estadounidense.
El embajador
resaltó la importancia que tuvo la unión de toda la colectividad en función de
una sola meta: “Prosperidad y desarrollo del país.” La cual era posible a través
de los principios comunes de unidad, disciplina y educación en la sociedad. Objetivo por el que cada ciudadano trabajó de manera sostenida, cada quién desde
su ámbito con ese espíritu de unidad y de sobreponerse a las adversidades que
caracterizaban a la sociedad japonesa. Es ahí donde entra en juego la “Resiliencia”,
factor clave que le permitió a la sociedad proyectarse a futuro y sobreponerse
a los traumas sufridos. Es por ello que se mencionó un factor de vital
importancia el fortalecimiento del capital humano de una nación, encargada del
desarrollo de la sociedad, a través de la educación. En el caso japonés el
embajador nombró que ellos buscan una educación a nivel de conocimiento, de
modales y físico, es decir, una educación integral.
Esta fortaleza
y unidad social ha permitido incluso que a pesar de le quiebre económico que
Japón sufrió en la década del 90 y el
2000 producto de una expansión de la economía ficticia y el estallido de la
burbuja la nación se haya sobrepuesto a la desaceleración económica, tomando
las medidas necesaria y realizando una reforma estructural. Donde queda en
evidencia que el esfuerzo del pueblo por construir su propio bienestar rinde
sus frutos, siendo Japón hoy por hoy una de las grandes potencias mundiales.
Al ser
interrogado sobre como el caso japonés podía servir de ejemplo a los
venezolanos, el embajador respondió que cada país tiene su propia historia y
trayectoria, y que por lo tanto las medidas a tomar dependerán siempre de las
características propias del país, ya que Venezuela pertenece a los venezolanos.
Sin embargo destacó que siempre hay características que es bueno admirar de
otros países y recomendó estar abierto a otras culturas y aprender de ellas.
Además resaltó que el factor más importante para nuestra recuperación es que: “Los
jóvenes tengan esperanza en el país”. De igual manera recalcó que la
recuperación es posible ya que a lo largo de su carrera diplomática ha visto
casos de países con muchos menos recursos humanos y naturales que Venezuela que
han experimentado un desarrollo acelerado en los últimos años.
En mi opinión
El Milagro Japonés es un claro ejemplo de que ningún obstáculo es insalvable y
no hay situación insuperable siempre y cuando tengamos confianza en nosotros
mismos y trabajemos de manera sostenida en la obtención de un objetico claro.
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